viernes, 24 de julio de 2009

Doña Obdulia, boticaria esotérica

SANDRA DE LOS SANTOS

El estante está atascado de botellas de colores con nombres sugerentes: “regresa a mí”, “separa amantes”, “tumba trabajos”, “hechizo gitano” y un sinfín de etiquetas que dicen en pequeñas frases, bastante implícitas, para qué sirven. Hay veladoras de colores, cada uno tiene un uso específico. Amuletos para cualquier ocasión, incienso de diferentes olores, piedras de distintos nombres y para diferentes tipos de necesidades; también hay canastos con mirra, estoraque y muchos productos para santería.
En el pequeño puesto del Mercado “Rafael Pascacio Gamboa”, ubicado en el centro de Tuxtla Gutiérrez, conviven por igual santos reconocidos por la Iglesia así como los que la propia gente se ha encargado de beatificar, aunque la jerarquía católica no los reconoce. La dueña del local tiene el cuidado de no revolver unos con otros, en lo alto de una repisa están las imágenes de Jesús Malverde, el hermano Enrique Verdi y de la Santa Muerte. En un anaquel que está más abajo está San Juan Diego, la Virgen de Guadalupe y San Judas Tadeo.
En este sitio, pasa la mayoría de las horas del día Obdulia Gallegos Velásquez, una mujer de 62 años, originaria de Tuxtla Gutiérrez y que desde hace 31 años, cuando se murió su madre, se quedó a cargo del local del mercado, uno de los tantos que hay en el centro de abasto que vende un montón de productos de santería y esotéricos.
Cuenta que el local empezó afuera del mercado y sólo vendían imágenes religiosas, pero después ampliaron el giro del negocio y metieron todo lo que tiene que ver con los productos esotéricos y santería.
Doña Obdulia dice que los productos han ido cambiando, antes lo que más vendían eran hierbas, ahora ya todo viene combinado en las botellas de colores y las veladoras.
Lo que busca la gente en este puesto bien puede servir para un estudio sociológico, y es que refleja bien la situación por la que pasa el país y el estado. Jesús Malverde, el patrono de los narcotraficantes, de un tiempo para acá es uno de los más socorridos, “antes no lo buscaban, yo ya lo había visto en el Mercado de Sonora, pero no lo traía porque ni lo conocían, pero ahora ya mucha gente lo busca aquí”, relata.
Afirma que con la crisis económica las ventas no han bajado, porque en estos tiempos hasta la gente que no acostumbra a comprar estos productos, busca amuletos para conservar su empleo o conseguir uno; piden lociones para llamar el dinero, compran imágenes de santos para mejorar las ventas, llegan con listas enormes que les dan sus brujos de cabecera para hacer un “trabajito” para la abundancia.
Pero en últimas fechas no sólo los “remedios” que tienen que ver con el trabajo y el dinero han sido más demandados, también los relacionados con la mejora de la salud.
Durante todo el año lo que más busca la clientela son veladoras, incienso e imágenes religiosas. De los productos que más vende son los relacionados con el amor y el dinero.
Doña Obdulia asegura que la mayoría de sus clientes compra para obtener beneficios propios y no para dañar a alguien. “Aquí tenemos de todo, para cualquier cosa que usted se pueda imaginar, pero la gente que viene buscando cosas para hacer un daño o sacarse uno ya viene con una lista que le da su brujo”.
Obdulia es una mujer devota de la Virgen de Guadalupe y fiel creyente de Dios, todo lo demás lo respeta, vive de ello; acostumbra a encender veladoras en su altar y sahumar su casa con la única intención de venerar a sus santos.
En su memoria tiene la fecha de festejo de cada santo y también cuál es su fuerte. San Judas Tadeo para el trabajo, el negocio y las causas imposibles; a Santo Tomás de Aquino hay que encomendarse para la educación; San Juan de Dios para las enfermedades; a San Valentín y San Antonio para el amor; para los políticos está Santo Tomás Moro, aunque muchos se han hecho muy devotos de Jesús Malverde; para los escritores y periodistas está San Francisco de Sales.
Obdulia conoce bien todos los productos esotéricos y de santería a fuerza de venderlos desde hace muchos años, algunas veces se atreve a dar recomendaciones, aunque la mayoría de la clientela sabe bien lo que busca.
Los que piensan que son las mujeres de clases sociales bajas quienes son más creyentes de la santería y las cuestiones esotéricas están equivocados, pues indica que al negocio vienen por igual hombres y mujeres de todas las clases sociales, de diferentes profesiones, con distinto estatus económico. Todos en algún momento tienen la necesidad de creer, de pensar que pueden hacer algo, más allá de lo terrenal, para mejorar su suerte, para darle la vuelta a su destino, burlarse un poco de la vida.

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